PUNTOS CLAVE
Medidas generales. El tratamiento se inicia con
la información. El paciente debe conocer el
carácter de su enfermedad, episódica y
discapacitante pero con buen pronóstico vital.
Debe reconocer los desencadenantes
razonablemente evitables e implicarse en el
control de su enfermedad.
Tratamiento sintomático. Siempre debe
recomendarse un tratamiento sintomático
farmacológico. El tratamiento pretende
reincorporar al paciente a su actividad normal.
Debe ser individualizado, precoz, en dosis plenas
y, en el caso de náuseas intensas o vómitos
precoces, debe evitar la vía oral. En los ataques
leves-moderados el tratamiento de elección son
los antiinflamatorios no esteroideos y en los
ataques moderados-graves los triptanes. Se
pueden añadir antieméticos o procinéticos.
Tratamiento preventivo.
El tratamiento preventivo
está indicado si existe una alta frecuencia de
crisis (más de tres al mes), si las crisis resultan
muy intensas o prolongadas, si la respuesta al
tratamiento sintomático es inadecuada, induce
efectos adversos o si existe un riesgo de abuso
de medicación. Los tratamientos preventivos
recomendados, que se escogerán en función de
las características del paciente, sus
comorbilidades y sus preferencias incluyen los
bloqueadores beta, los neuromoduladores, la
flunaricina y la amitriptilina.